Jean-Paul
Charles Aymard Sartre, mejor conocido como Jean-Paul Sartre, fue un importante
escritor y filósofo francés, cuya trayectoria estuvo marcada por el humanismo y
la lucha social. Creció en un período histórico difícil, presenciando la
Primera y Segunda Guerra Mundial, así como las repercusiones de estos
devastadores acontecimientos, siendo influyentes para el pensamiento que más
adelante exhibiría y que lo consolidaría como uno de los mayores referentes para
la corriente del existencialismo.
Nacido
el 21 de junio de 1905, desde temprana edad mostró un gran interés por la
literatura y la filosofía, inclinación que lo llevó a estudiar y obtener un
doctorado en Filosofía en la École Normale Supérieure, un prestigioso instituto
donde conoció a Simone de Beauvoir, también una figura clave para la literatura
y compañera sentimental suya por varios años.
De
esta forma, la pluma de Jean-Paul se ha mantenido vigente, caracterizada por un
enfoque filosófico presente en cada uno de sus escritos, por medio de los
cuales explora la esencia humana y cuestiona distintos aspectos de su entorno.
Entre
sus obras más destacadas se encuentran títulos como: “El Ser y la Nada”,
“El Existencialismo es un Humanismo”, “Las Moscas”, “El Muro”
y por supuesto, ‘La Náusea’, considerada junto con el primero, uno de sus ejemplares
más reconocidos y leídos en todo el mundo.
Personalmente,
me he percatado de que las lecturas de contenido filosófico han llegado a
resultarme en ocasiones un tanto complicadas. Sin embargo, al mismo tiempo, es
un género que me produce cierta atracción, por lo que me he propuesto acercarme
a sus máximos exponentes, pensando en partir con la prosa de autores como el propio Jean-Paul,
Albert Camus y Simone de Beauvoir para tal efecto.
Por
esta razón, Sartre era un autor cuyo trabajo tenía que conocer tarde o temprano,
decidiendo comenzar con ‘La Náusea’, un libro sobre el cual había leído varias
recomendaciones que lo señalaban como una elección casi obligada, lo que
terminó por convencerme de leerlo.
Entonces,
‘La Náusea’ es una novela filosófica publicada en 1938, que ve como
protagonista a Antoine Roquentin, un solitario historiador que reside en la
ciudad de Bouville mientras realiza una investigación acerca
de Monsieur Rollebon, un personaje histórico del siglo XVIII. Para ello,
pasando gran parte de su tiempo en la biblioteca recopilando información al
respecto.
Toda
la narración se desarrolla a través de las entradas de un diario en el que
Antoine describe sus días y plasma su pensar sobre todo aquello que lo rodea, cuestionando
básicamente su propia existencia.
En
consecuencia, podemos percibir las sensaciones que cada situación le provoca,
sumado al hecho de que su ruptura sentimental con una mujer llamada Anny le
genera nostalgia y se convierte en un tema recurrente en sus escritos. Esta
experiencia influye en la construcción de su personalidad a lo largo de su
relato y, paralelamente, en su visión de la vida, reflejada en las
observaciones que hace de su cotidianidad.
En
este contexto, la narrativa nos permite ver, a partir de los ojos de Antoine, su
opinión de los pocos lugares que frecuenta, así como sus interacciones con
otras personas, las cuales no llegan a constituir un vínculo genuino y, en
cambio, responden a una utilidad más que a una verdadera conexión.
Así,
la novela, a través del personaje de Antoine, retrata una crisis existencial
que se refleja en su percepción de la realidad, manifestando una sensación de
náusea ante todo ello. Posiblemente, exponiendo interrogantes que todos nos hemos
hecho en algún momento, sólo que, en este caso, Roquentin las eleva a otro
nivel, rozando en lo que se asemeja a una crítica constante sobre la absurdez
de las cosas.
Como
resultado, el arte y la escritura surgen como un medio para liberar la angustia
que ha crecido en su interior, permitiéndole hallar una actividad o un fin que
le da un significado a su existencia.
Finalmente,
puedo decir que en términos generales la lectura me gustó, para no tener
demasiada experiencia leyendo obras de tinte filosófico. No obstante, es cierto
que hubo varios pasajes que me parecieron pesados debido a la incesante y
exhaustiva descripción de cada instante, incluso aquellos carentes de
relevancia para la trama y que, en muchos casos, refieren a nimiedades,
apareciendo en distintos puntos del relato. Aun así, sé que es precisamente esa
descripción detallada del entorno lo que da forma a la psicología de Antoine y
nos permite comprender su hastío ante una realidad que percibe desprovista de
un propósito final.
En
conclusión, ‘La Náusea’ puede ser una buena opción para un acercamiento inicial
al trabajo de Sartre, siempre que se tenga en cuenta que su prosa es sumamente minuciosa.
Pese a ello, Antoine Roquentin se erige como un personaje complejo y
desencantado con el mundo, cuyo diario brinda al lector una perspectiva
profunda de su visión. Por todo esto, la consideraría una lectura recomendable
para un público que empatice con el existencialismo como corriente literaria.
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