Dentro de la literatura existen un sinfín de autores
que han sido precursores de géneros literarios, o que a través de sus obras, se
han convertido en los máximos exponentes de su país, muchas veces logrando que sus
escritos trasciendan dentro de la literatura universal.
El caso de Mario Benedetti no es la excepción, ya
que, además de ser uno de los escritores más importantes que ha arrojado Uruguay,
con el tiempo se ha convertido en uno de los más reconocidos en Latinoamérica y
en el mundo. Su formación le permitió incursionar en géneros como el de la
poesía, novelas, ensayos y cuentos, por mencionar algunos. De lo anterior,
destacan ejemplares como: “Primavera con una Esquina Rota”, “Antología Poética”
y “El Amor, las Mujeres y la Vida”, y por supuesto, ‘La Tregua’.
Respecto a ‘La Tregua’ de Mario Benedetti, se
trata sin duda de uno de los mejores libros que he leído, así como una de las
recomendaciones que suelo realizar con total seguridad cada que se me pide
alguna. Mi acercamiento a él fue casi por accidente, comenzando a leerlo por tratarse
de una novela corta, sin saber que a la postre dejaría una huella en mí, lo que
me hace temer el hablar de ella y no poder hacer justicia a su contenido. En mi
experiencia, fue una lectura que me hizo tener que tomar un tiempo antes de
poder continuar con otra.
A pesar de ser un libro pequeño, cada página es
simplemente una joya, cargada de emoción y sentimientos, escrito de una forma
tan bella y brillante que sin duda se convertirá en uno de tus favoritos, lo que
lo vuelve la opción perfecta para cualquier lector que busque una historia
emocional y que logre atrapar desde el primer instante.
En ese tenor, ¿cuál es el tema que aborda Mario
Benedetti en ‘La Tregua’?
Para responder la cuestión anterior es necesario
realizar otra, que es: ¿Qué de extraordinario puede pasar en la vida de una
persona mayor a punto de jubilarse? Esta es una pregunta cuya respuesta podría
ser muy predecible a primera instancia, sin embargo, Mario Benedetti nos
demuestra lo equivocados que podemos estar al meditar e intentar adivinar sobre
este tema, pues, la temática que el autor aborda se presta a profundizar con
distintos matices los aspectos más cotidianos y simples, convirtiéndolos en
momentos sensibles y apasionantes, lo que se complementa con una escritura soberbia,
consiguiendo que sin importar la edad que tenga el lector, pueda sentirse
identificado con el protagonista, proyectando en sí mismo cada sensación que el
personaje va experimentando con el transcurrir de la trama.
De esta forma, la obra se centra en la historia de
Martín Santomé, un adulto mayor y enviudado que se encuentra en espera de su
jubilación, contando prácticamente los días que faltan para ello.
Será él, quien, a través de un diario, nos relate
la incertidumbre con la que atraviesa sus últimos días en el trabajo, mientras
reflexiona con pesimismo sobre las actividades que realizará una vez que se
cumpla el tan esperado plazo, para pasar así el resto de su vida, según su
visión. Es así que la estructura del libro permite al lector sentir cada una de
las palabras escritas por Martín, llegando a percibir que cada página nos hace
conocerlo aún más.
Al avanzar la historia, y conforme ocurren los
días en su vida y paralelamente en su diario, entenderemos sobre las
preocupaciones del protagonista, la relación con sus hijos que se ha desgastado
y ha venido a menos con el paso de los años, así como algunos problemas
laborales comunes en toda persona, no obstante, la perspectiva que tenía acerca
de todo dará un giro rotundo cuando una joven compañera de trabajo provoca que
la realidad en la que vive cambie radicalmente, de lo que creía que era el
camino hacia la recta final de su vida, a encontrarse con una nueva oportunidad
para ser feliz, acompañado de aires de una segunda juventud para él.
Lo que nos lleva a concluir que una enseñanza que
la novela puede dejarnos al final, sería el poder comprender que a veces los mejores
momentos llegan cuando menos se esperan, y que cada día representa una nueva
ocasión para vivir con intensidad cada experiencia, tanto las positivas y
alegres, como las negativas y dolorosas, sabiendo que la edad, es un elemento que
puede quedar en segundo plano.
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