El Viejo y el Mar - Ernest Hemingway (Resumen)


Si buscas introducirte en los clásicos de la literatura universal, ‘El Viejo y el Mar’ puede ser una gran opción, ya que, además de ser una historia corta y bastante fácil de leer, la misma transcurre de una forma que nos permite sostener el hilo de forma sencilla, manteniendo nuestro interés de principio a final.

Su autor, Ernest Hemingway fue un escritor y periodista de nacionalidad estadounidense que hoy en día, es considerado como uno de los novelistas más reconocidos de la historia en la literatura, incluso, habiendo sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1954. Dentro de su formación periodística, vivió situaciones que serían claramente influyentes dentro de su producción literaria. Algunas de sus obras más notables son: “Por Quién Doblan las Campanas”, “Fiesta”, “Adiós a las Armas” y “Muerte en la Tarde”, por mencionar algunas.

Bajo ese contexto, Ernest Hemingway escribió ‘El Viejo y el Mar’, indudablemente su obra más conocida, la cual fue publicada en 1952. La historia del libro se ambienta en La Habana, siendo relatada desde la perspectiva de Santiago, un viejo y pobre hombre en decadencia que dedica su vida al mar.

Santiago nos es presentado como un pescador solitario que se encuentra en una mala racha dentro de su oficio, pues, han transcurrido más de ochenta días sin que haya pescado un solo pez, lo cual muestra la gravedad de su situación, considerando que la pesca es su único medio de subsistencia.

Por otro lado, Manolín es un muchacho que desde pequeño le ayudaba a Santiago en sus labores, sin embargo, fue obligado por sus padres a abandonarlo por encontrarse en esa pésima racha. Posteriormente, Manolín encontraría empleo en un bote con bastante suerte, pero, para ese momento ya le ha tomado bastante cariño al viejo, por lo que a pesar de su nuevo trabajo en otro bote, continúa ayudándole con regularidad a conseguir alimento, le escucha y básicamente llega a convertirse en la única persona que ve por él, además de ser la única compañía que le queda al viejo, tras la muerte de su esposa.

Un día, Santiago dispuesto a poner fin a su mala racha, sale bastante temprano a la mar y decide llegar con su bote esta vez más lejos de las zonas en las que él y sus colegas de oficio suelen pescar.

Al alejarse demasiado, decide que ha llegado a una buena distancia, por lo que tira su anzuelo. Pasa el tiempo hasta que engancha algo que a juzgar por la fuerza con la que el sedal es tirado hacia el fondo, da vista a tratarse de un animal bastante grande, comenzando así una larga batalla entre pez y pescador que parecerá no tener final.

Santiago, valiéndose de su experiencia, decide ser paciente y esperar a que su presa se canse para una vez así, obtenerla. Pese a todo, nunca prevé que la lucha pueda tomar tanto tiempo, ni que mientras esta transcurre, se alejaría aún más de la costa, tomando en cuenta que desde un inicio ya se encontraba bastante lejos de la orilla, pero, es el pez, quien fija nuevo rumbo adentrándose aún cada vez más al mar.

El viejo pasa varios días sosteniendo la caña, incluso, haciendo uso de todo su lastimado y cansado cuerpo para ello. Es por la soledad que comenzará a hablar solo y con el pez, rogándole a este que se deje pescar, hasta que llega el momento en que se deja mostrar, visualizándose como un grande y vigoroso pez espada como Santiago no ha visto nunca.

Después de muchos días de esfuerzo, el viejo por fin derrota al pez espada e ilusionado emprende el viaje de regreso, cuantificando sus posibles ganancias por tan magnífico animal, no obstante, el retorno resulta totalmente desastroso. Por culpa del clima y, sobre todo, por los tiburones que en distintas ocasiones buscaban arrebatarle su botín que, por el peso y tamaño de este, tuvo que ser atado al bote, es que el camino de vuelta se convierte en un verdadero pesar.

A pesar de matar a un tiburón, surgían nuevos escualos que incluso parecían no tener final, y aunque cada uno de ellos moría o se alejaba herido por el viejo, muchos de ellos lograban llevarse consigo un trozo del pez espada.

Es de esta manera que toma lugar el cansado viaje de regreso. Cuando al llegar por fin a la costa, el viejo nota que sólo queda un esqueleto incompleto de lo que fuera un enorme pez espada, por lo que hambriento y exhausto no tiene más remedio que regresar con las manos vacías a su casa y dormir, después de tantos días en el mar.

Al final, Manolín quien preocupado empezaba a creer lo peor por tantos días de ausencia del viejo, acude a verlo, prometiéndole que le ayudará de nuevo a pescar, a pesar de lo que piensen sus padres.

Es así como se desarrolla una obra que aunque es corta, no por ello carece de calidad y narrativa, que gracias a su narrativa, permite al lector empatizar con Santiago, logrando resentir cada una de sus dificultades.


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