Ángeles
Mastretta es una escritora y periodista mexicana, con estudios en comunicación por
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
Autónoma de México. En sus inicios, fungió como colaboradora en diarios y
revistas notables, para posteriormente, desempeñar el cargo de directora de
Difusión Cultural en la hoy FES Acatlán y en el Museo del Chopo, consolidando
una trayectoria completa y con experiencia en diversos sectores.
En
su faceta como autora, es conocida por mantener un estilo que se centra en
desentrañar la identidad femenina de sus personajes, mediante una crítica
social que destapa las adversidades que enfrenta la mujer en una sociedad
desigual.
De
su producción literaria destacan títulos como: “Mujeres de Ojos Grandes”,
“Mal de Amores”, “La Emoción de las Cosas”, “Ninguna Eternidad
como la Mía” y ‘Arráncame la Vida’, siendo esta última
la que le ha valido un mayor reconocimiento, incluso con una adaptación
cinematográfica.
En
realidad, Ángeles Mastretta es una escritora cuyo trabajo desconocía, pese a
saber de su existencia y de la relevancia que su nombre tiene para la
literatura mexicana. De ahí que leer alguno de sus libros fuera cuestión de
tiempo; así que decidí empezar por el más aplaudido.
En
ese sentido, ‘Arráncame la Vida’ es una novela publicada en 1985 que, desde el
título nos da un indicio de la historia tan pasional e intensa que nos presenta.
A través de los ojos de una protagonista con una marcada evolución, la
narración transcurre en la época posrevolucionaria de México, retratando así el
contexto político y social en el que la trama nos sumerge.
Entonces,
Catalina Guzmán es una adolescente cuando conoce a Andrés Asencio, un hombre con
una presencia dominante que le ofrece una vida mejor y llena de comodidades, lo
que en ese momento parece una decisión acertada para ella y, además, obvia para
sus padres. Poco después, aún a una edad temprana, se casa con él, un ambicioso
general varios años mayor, que busca incursionar en la política en su afán de
poder, y se vale de la ingenuidad de Catalina para convencerla y llevarla a
vivir consigo. Sin embargo, el panorama que se le abre no es el escenario ideal
que ella imaginaba ni el que le había prometido, sino todo lo contrario.
Al
centrarnos en la perspectiva de Catalina, notaremos la relación manipuladora y
machista en la que tuvo que soportar distintos abusos por parte de su esposo,
al punto de sufrir crisis emocionales y maltratos recurrentes. Todo ello influyente
para que, a lo largo de su matrimonio y casi por obligación, pasara de la
inocencia juvenil a convertirse en una mujer fuerte, capaz de hacerse respetar y
consciente de su propio valor.
Por
lo que respecta a Andrés, le identificaremos como a un hombre acostumbrado a
aprovecharse de su posición, mujeriego, corrupto y de naturaleza autoritaria,
cualidades que exhibe en todo ámbito de su vida, por lo que buscaba reprimir
cualquier atisbo de libertad e independencia en Catalina, a quien sólo veía
como a una posesión más y un medio para satisfacer sus necesidades. Esto, obedeciendo
totalmente a una mentalidad patriarcal, que más que justificarle, reflejaba la
triste realidad de muchas relaciones de la época.
De
esta forma, la lectura nos lleva por un viaje de retrospección constante, de la
mano de una Catalina que poco a poco va recuperando su autonomía, cuestionando los
convencionalismos que veía tanto en su familia como en su matrimonio, hasta llegar
a disfrutar de las privaciones que tuvo por tanto tiempo, asumiendo una actitud
cada vez menos sumisa que le aproxima a la felicidad.
Así,
encontrando a una protagonista entrañable, cuya fortaleza podrá generar una
conexión inmediata con el lector, en lo que al final no deja de ser una
historia de autodescubrimiento y empoderamiento, a partir de una redacción
ágil, descriptiva y lúcida que impactaran positivamente en la construcción de
la narrativa.
Conforme
a lo señalado, un aspecto fundamental a reflexionar radica en la diametral disparidad
entre la edad de los personajes, que aunque con el tiempo se va percibiendo
menos notoria y delicada, no deja de ser un elemento vital para entender la
psicología y el comportamiento de uno y otro.
Naturalmente,
puedo expresar que la lectura de ‘Arráncame la Vida’ fue una valiosa
oportunidad para acercarme a la prosa de Ángeles Mastretta, sobre todo,
tratándose de una escritora mexicana con una carrera importante.
Finalmente,
puedo concluir que sin llegar a ser una de las mejores novelas que he leído, es
una obra que me gustó y podría recomendar sin ningún problema por lo ya
mencionado, particularmente, a los seguidores de las ficciones históricas, ya
que el libro se ve potenciado por una atmósfera que nos traslada al México del
siglo XX, haciendo referencia a diferentes locaciones, personalidades y
momentos históricos que no hacen sino enriquecer la experiencia.
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