Yasunari Kawabata fue un escritor
japonés, nacido en 1899 y que hoy es recordado por haber sido galardonado con
el Premio Nobel de Literatura en 1968, cuatro años antes de su fallecimiento, convirtiéndose
en el primer japonés en conseguir dicho premio, el cual le fue otorgado gracias
a “...su maestría narrativa, que expresa con gran sensibilidad el espíritu
japonés”, lo que nos habla del impacto que Kawabata tuvo para la literatura
en su país y el sentido artístico que buscaba evocar.
Más
allá de su trayectoria en las letras, es un autor del que se conoce una niñez
complicada que le dejó huérfano a la edad de tres años, situación que a la
postre sería influyente para su estilo literario. Pese a recibir un duro golpe
a temprana edad, se sobrepondría llegando a cursar sus estudios en la
Universidad Imperial de Tokio, participando además en grupos literarios de
jóvenes escritores, comenzando así la que sería una importante carrera en la
literatura.
Algunas de sus publicaciones más
conocidas son: “La Bailarina de Izu”, “En el Lago”, “Mil
Grullas”, “Lo Bello y lo Triste”, “Dientes de León” y ‘Kioto’,
entre otras.
Personalmente, fue a través de ‘Kioto’
que tuve un primer acercamiento hacia la prosa de Kawabata, para mí totalmente
desconocida. Si bien, he buscado adentrarme en la literatura asiática poco a
poco, el de Kawabata era un nombre que no tenía en el radar, sin embargo, al figurar
como uno de los máximos exponentes de la literatura nipona, era un autor de
obligada lectura.
Publicada
en 1962, ‘Kioto’ es una novela que relata la historia de Chieko, la joven hija
de Takichiro Sada, un prestigioso diseñador de kimonos cuyo negocio ha comenzado
a ir a menos con el paso de los años. Dentro de ese contexto, Chieko sabe que
sus padres son adoptivos y no biológicos, aspecto que nunca le ha causado
aflicción por el hecho de siempre haber sido feliz en su hogar, por lo que en
ningún momento sintió la necesidad o el interés por conocer la identidad de sus
verdaderos padres. Esto, hasta que un acontecimiento inesperado cambiará
radicalmente el panorama de Chieko y de lo que creía conocer sobre su pasado.
Pese
a que la condición de expósita no representó ninguna carga para Chieko, el
enterarse de la existencia de una hermana gemela provocará en ella una profunda
incertidumbre por lo ocurrido tiempo atrás, llevándola a reflexionar acerca de la
versión que recibió de sus padres sobre su llegada y que podría no ser la
verdad, ocasionándole un sentimiento de inquietud por el desconocimiento de su origen.
Entonces,
‘Kioto’ nos mostrará un contrapunto entre la vida de Chieko y su hermana, donde
una y otra crecieron en circunstancias totalmente diferentes, lo que las ubica
en un presente que las hace sentirse aún más lejanas. Por consiguiente, Chieko
representando el ideal de la mujer tradicional japonesa, delicada y elegante;
mientras que su hermana, está más bien acostumbrada a la rudeza de la vida en
las montañas y al esfuerzo físico que su trabajo le demanda, careciendo del entorno
familiar que Chieko si pudo disfrutar.
Adicional
a ello, la trama de ‘Kioto’ se ambienta y desarrolla en la ciudad homónima,
antes capital de Japón, retratando la realidad y las costumbres de una sociedad
que ha sufrido una transformación importante, dando pie al modernismo y a la
consecuente pérdida de algunas de sus tradiciones y prácticas más arraigadas, observando
a su vez la manera en que negocios familiares de muchas generaciones han dejado
de ser prósperos y deben plantearse la mejor opción para su subsistencia,
implicando la posible renuncia de un legado.
De
esta forma, la prosa de Kawabata nos llevará a descubrir la búsqueda de la
identidad, en la que la naturaleza y la belleza de cada escenario jugarán un
papel clave dentro de la narrativa, manifestando la virtud de los elementos y
emociones que cada atmósfera ofrece para el lector.
Finalmente, aunque mi primera
experiencia leyendo a Kawabata no fue precisamente mala, creo que ‘Kioto’ no
fue el ejemplar idóneo para valorar correctamente su pluma, ya que en términos
generales, no pude apreciar algún distintivo o diferenciador en la obra que me
hicieran engancharme a lo que estaba leyendo, más allá de identificar el evidente
sentido melancólico característico del autor. Personalmente, no me considero
adverso al uso de un estilo literario sumamente descriptivo, pero, en este caso,
logré percibir que un excesivo número de páginas se concentraban en señalar aspectos
secundarios del entorno y de los paisajes que al final no aportaban demasiado a
la trama principal, incluso provocando que esta quedara en un segundo plano, descuidando
la oportunidad de detallar elementos que a mi parecer era primordial que se justificaran
con una mayor diligencia en pro de enriquecer la historia y por ende, explotar tanto
los extremos como los paralelismos entre Chieko y su hermana.
Pese a todo, definitivamente quisiera leer
más del trabajo de Kawabata, esperando que pueda mejorar esta primera impresión
suya.
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