‘El Señor de las Moscas’: reseña de una radiografía a la naturaleza humana
¿Qué me llevó a leer ‘El Señor de las Moscas’?
‘El Señor de las Moscas’ es uno de esos libros de
los que seguramente todos hemos escuchado en algún momento, ya sea por su
relevancia para la literatura británica, por referencias en otras obras, cine o
televisión, o simplemente, por el hecho de saber que su autor fue galardonado
con el Premio Nobel de Literatura.
En lo personal, al escuchar el título, no pude
evitar pensar qué razón llevó al autor a escogerlo y que relación tendría con
la trama, si se trataba solamente de un juego de palabras, o si por el
contrario, era una premisa del enfoque oscuro y/o putrefacto de lo que vendría
por delante. Todo ello, resultando en una incógnita que quise desentrañar por
mí mismo y paralelamente, continuar con mi objetivo de leer más clásicos.
Sobre el autor
William Gerald Golding, fue un novelista y poeta británico,
nacido en 1911, recordado por haber sido condecorado con el Premio Nobel de
Literatura en 1983, logrando consolidarse como uno de los escritores más
importantes de su país.
Además de su trayectoria en las letras, en vida
fue actor, productor, marinero y profesor, atravesando por un cúmulo de
experiencias que más tarde serían influyentes para la creación de algunas de
sus novelas. Particularmente, podemos hablar de su experiencia en la Segunda
Guerra Mundial, la cual le obligó a atestiguar una realidad violenta,
destructiva y egoísta, vivencias que reflejaría a la postre en su producción
literaria.
Dentro de ella, destacan ejemplares como: “Ritos
de Paso”, “La Oscuridad Visible”, “Fuego en las Entrañas”, “Los
Hombres de Papel” y por supuesto, ‘El Señor de las Moscas’, indudablemente su
escrito más significativo.
Análisis
‘El Señor de las Moscas’ es una novela publicada
en 1954, plagada de simbolismos y metáforas, que descubre una dura crítica a la
sociedad a partir de la inocencia del grupo de niños que tiene como
protagonistas. En ella, Golding busca plasmar la racionalidad y el
comportamiento del ser humano en un sitio en el que no existe la civilización
tal como la conocemos, dando lugar a una atmósfera carente de leyes, con apenas
unas cuantas reglas aplicadas de forma primitiva, según lo demandan las circunstancias.
No obstante, estos rudimentarios preceptos son impuestos por quienes detentan
el poder, por lo que no pueden considerarse del todo justos o favorables para
el resto.
De este modo, la trama inicia tras un accidente de
avión que deja como náufragos a varios niños en una isla desierta, sin más
medios para sobrevivir que su cooperación en un entorno aislado de cualquier
vestigio de civilización y sin la intervención de adultos. Poco a poco, los
niños se reúnen gracias a que uno de ellos, Ralph, encuentra una caracola que
hace sonar, provocando el primer encuentro entre todos los náufragos. Este objeto
representará una primera muestra de organización y prudencia, al tiempo que
revela las distintas personalidades y la necesidad humana de politizar su
convivencia, escogiendo a Ralph como su líder y, por ende, a una voz de mando
tanto para los más pequeños como para los más grandes.
Todo marchará con relativa tranquilidad hasta que,
naturalmente, el liderazgo comienza a ser cuestionado. Entonces, el grupo antes
unido, empieza a dividirse debido a fricciones cada vez más recurrentes, lo que
ocasiona el levantamiento de una facción que busca el poder, aun en detrimento
del otro bando.
Así, lo que nace como un juego de niños y una
aventura a través de un colectivo organizado e incluso equitativo, sufre una
transformación gradual, cada vez más oscura y descompuesta, cuando las reglas y
la convivencia se ven amenazadas ante aquellas personalidades obstinadas,
rebeldes y ambiciosas, que provocan una grieta de corrupción y violencia en la
estructura social que, al inicio, parecía funcionar.
Sumado a las crecientes luchas y enfrentamientos
ideológicos, algunos niños aseguran haber visto una bestia. Esa figura alimenta
un miedo general que, junto con el caos ya evidente, justifica la exclusión de
los más débiles y fortalece la tiranía.
Por esta razón, aunque la obra aborda temas complicados
al mostrar un escenario en el que los valores y los rasgos humanitarios más
elementales desaparecen, la indignación se intensifica cuando situamos este frenesí
en un grupo de infantes, a quienes se suele asociar con la inocencia y la
pureza.
Mi opinión
A mi consideración, ‘El Señor de las Moscas’ cumple
perfectamente con el objetivo de fungir como una novela crítica y psicológica,
que juega hasta el final con la mente del lector, manteniendo un profundo tinte
reflexivo. Para comprenderlo a plenitud, es necesario entender y recordar el
contexto político y social que vivió el autor.
Por otro lado, es relevante enfatizar la manera en
que cada uno de los personajes que conocemos juega un rol único, exhibiendo condiciones
como la razón, la ambición y el sadismo, entre otros; componentes presentes en todo
combinado social, que recurre a una organización y a normas para regular la
conducta y aminorar los impulsos que entendemos como antisociales e incorrectos.
Esto se vuelve más evidente en el colectivo de
niños: sin leyes ni la presencia de una autoridad, maximizándose la parte más
negativa del actuar humano, desmoronando los primeros acuerdos establecidos.
De ahí surgiendo la idea de que la figura del
monstruo no era más que el producto de un creciente malestar común y el
desprendimiento de la verdadera esencia de cada individuo en un entorno que
apremiaba la supremacía del más fuerte, ante la ausencia de cualquier tipo de
sanción o castigo. En otras palabras, queda a interpretación del lector que tal
criatura no era sino la sombra que se iba apoderando de cada uno de los niños,
alimentada por la falta de límites y orden.
¿Realmente vale la pena leer el libro?
Finalmente, después de leer ‘El Señor de las
Moscas’, puedo decir que, sin convertirse en uno de mis libros favoritos, su lectura
definitivamente valió la pena: cruda y mordaz, pero tristemente no tan alejada de
la realidad que la historia humana nos ha llevado a estudiar. En diversos
lapsos pude sentir angustia y coraje por los pasajes descritos, mientras percibía
la apreciación de Golding sobre la naturaleza humana, desde una óptica pesimista
e incluso realista, lo que podemos confirmar al profundizar en los antecedentes
de la humanidad.
Como valor agregado, leer ‘El Señor de las Moscas’ es adentrarse en uno de los ejemplares más representativos de la literatura inglesa y universal, lo que la hace una perfecta opción para tu siguiente lectura.
Si te gustó el libro, no dudes en dejarme tu opinión en los comentarios.
2 Comentarios
Hola. Yo la verdad he pasado de esta historia por años, tanto en literatura como en audiovisuales, sé que aborda temas muy duros y crudos, y aunque no dudo que está escrito exquisitamente, no me he atrevido. Estoy segura de que tarde o temprano terminaré por leerlo, pero por ahora sigue siendo de mis eternos pendientes.
ResponderBorrarSaludos, y como siempre exquisita reseña.
¡Hola, Kathie!
BorrarEntiendo totalmente tu postura. El Señor de las Moscas no es una lectura fácil, no solo por el tema sino por el enfoque tan crudo que plasma el autor. Es una de esas historias que cuesta mirar de frente.
Estaré muy al pendiente en tu blog por si pronto te animas a leer el libro.
Gracias por tus palabras tan lindas hacia la reseña. ¡Te mando un fuerte abrazo y nos seguimos leyendo!