Hablar de “Los Juegos del Hambre” es referirnos
a una de las sagas más populares de los últimos años. Los libros y sus adaptaciones
cinematográficas han conseguido gran éxito, logrando impactar considerablemente
en un grupo de fanáticos bastante extenso que ha seguido de cerca esta historia.
De la pluma de Suzanne Collins, todo comenzó en
2008 con el lanzamiento del primer libro: “Los Juegos del Hambre”. Este nos
presentó la existencia de un futuro distópico en el territorio conocido como
Panem, que, tras años de guerra y enfrentamientos, impuso a través del
Capitolio unas brutales prácticas a sus doce Distritos: los Juegos del Hambre. Así,
iniciando una sanguinaria tradición que enfrenta a veinticuatro jóvenes, de
entre doce y dieciocho años, en calidad de tributos, con el fin de obtener
anualmente a un vencedor en cada edición y, sobre todo, para recordar a los
Distritos el poder y dominio del Capitolio, dirigido por el tiránico presidente
Snow.
Posteriormente surgirían “En Llamas” y “Sinsajo”,
que completarían la trilogía original centrada en Katniss Everdeen como protagonista.
Sin embargo, en 2020 la autora sorprendió a la comunidad literaria con la
publicación de la precuela titulada ‘Balada de Pájaros Cantores y Serpientes’,
un ejemplar que prometía una perspectiva nueva y vibrante que nos llevaría a
descubrir el pasado del antagonista principal de este universo: Coriolanus
Snow.
Si bien, “Sinsajo” es el nombre del volumen
que culminó con esta violenta política, ‘Balada de Pájaros Cantores y
Serpientes’ toma lugar como un título que nos relata el camino del villano que
alguna vez fue el joven Coriolanus Snow.
Generalmente, las precuelas difícilmente dejan la
misma sensación que, en su momento, provocaron los primeros escritos, llegando
frecuentemente a sentirse innecesarias, lo que puede golpear el recuerdo
positivo que guardan los fanáticos. Eso era precisamente lo que temía que
ocurriera con esta entrega, pero, afortunadamente, mi temor se disipó
rápidamente y con creces.
Entonces, ‘Balada de Pájaros Cantores y
Serpientes’ nos ubica temporalmente en vísperas de la celebración de los
Décimos Juegos del Hambre. Desde las primeras páginas identificamos la realidad
de la familia Snow, rica y poderosa en otros tiempos, hasta el estallido de la
guerra con los rebeldes, que terminaría por arrasar con su patrimonio. Por ello,
Coriolanus, su prima Tigris y su abuela —los últimos miembros de la familia—
han intentado mantener las apariencias respecto al estatus que desean que la
gente siga creyendo que ostentan, a pesar de ya no ser la influyente familia
que alguna vez fueron.
Bajo ese contexto, Coriolanus está por graduarse
de la Academia, pero la preocupante falta de recursos le imposibilita pagar la
matrícula universitaria. Pese a ser un alumno destacado, con un futuro
promisorio y, en general, querido por compañeros y profesores, la pobreza
limita enormemente la consecución de la vida que desea llevar, misma que su
ambición le permite imaginar como digna para sí. No obstante, al anunciarse la
celebración de los Décimos Juegos del Hambre, se instaura que, por primera vez,
los estudiantes de la Academia fungirán como mentores de los tributos
seleccionados, con el propósito de probar su valor y competir por un premio y
reconocimiento. Así surgiendo para Coriolanus la oportunidad que había buscado para
continuar con sus estudios y asegurarse un lugar de importancia, sobresalir y
cumplir sus objetivos personales.
Aunque las noticias resultan convenientes para
Coriolanus, no contaba con que sería humillado al asignársele la tributo del
Distrito Doce, caracterizado por enviar a jóvenes débiles por naturaleza y que
no se presentan como contendientes reales. De este modo, su destino queda atado
al de su tributo, Lucy Gray Baird, y, por añadidura, el futuro de los Snow.
Por consiguiente, el porvenir de Coriolanus
depende de que Lucy Gray logre ganar los Juegos, lo que lo obliga a hacer todo
lo que esté en sus manos para conseguirlo. Esto nos lleva a Lucy Gray Baird,
una joven talentosa y bella que, sin saberlo, carga con el peso de las
esperanzas de su mentor, Coriolanus, con quien rápidamente empatiza y forma un
vínculo que, poco a poco, se transforma. Lo que inicia como una relación
estrictamente tributo-mentor, termina convirtiéndose en una conexión especial y
genuina para ambos, en la que cada uno encuentra la oportunidad de ayudar y,
quizás, salvar al otro.
A este punto, puedo decir que uno de los aspectos
que más disfruté de la novela —la cual, a decir verdad, me gustó bastante— fue
la posibilidad de descubrir la evolución del personaje de Coriolanus Snow. Aun
cuando desde joven demostró ser una persona inteligente y codiciosa, con
anhelos que superaban la realidad que su situación económica le permitía tener,
no podemos decir que reflejara el comportamiento del hombre cruel y desprovisto
de valores que conocimos en “Los Juegos del Hambre”. Su actitud siempre
lo llevó a relacionarse con todo aquel que pudiera beneficiarlo, pero sin
mostrar una conducta tan radical como la que el tiempo y el poder le harían
desarrollar.
Adicionalmente, la aparición del personaje de Lucy
Gray Baird logra completar un argumento que contrapone dos personalidades
totalmente distintas, unidas por un momento delicado para ambos. De esta forma,
la lectura nos presenta a dos personajes espléndidos a su manera que construyen
una sinergia inesperada.
Por lo anterior, puedo concluir que ‘Balada de
Pájaros Cantores y Serpientes’ se convirtió en la historia que no sabía que
necesitaba hasta que la tuve en mis manos. Una obra cautivadora, perfectamente
llevada y escrita a un ritmo inmejorable, que aborda temas como la ambición y
el poder como elementos rectores de la trama, consolidando una precuela
sumamente brillante.
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